Travesía Refugio Auquinco

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Despertamos en el refugio Rincón de los Pinos, según el pronostico las nubes se tenían que ir disipando durante el día, lo peor de la lluvia ya había pasado. La gran pregunta de la mañana era si se habían podido secar las botas al lado de la salamandra. Algunos por si, otros por no, pero la realidad fue que estaban bastante secas. Las botas mas hermética todavía tenían algunos resabio de agua pero nada que no se pueda usar. Con algunas nubes en el cielo y los pies contentos, esperamos que el sol caliente un poco, saludamos a nuestros vecinos y salimos.

La senda a Auquinco sigue por detrás del refugio y comienza a ganar altura. Una hora de senda en subida es el primer paso a superar, no es empinado pero constante, no afloja. Por suerte el sol ya estaba secando las plantas y no seguíamos mojando lo que teníamos.
El segundo gran reto de este tramo de la travesía son los vados y como cruzar los ríos. Son tres los ríos que hay que cruzar, mejor dicho, los mismos que se cruzan varias veces de un lado a otro. A diferencia del día anterior, no estábamos pasados por agua, ahora si valía la pena sacarse las botas para cruzar el río. Uno solo era un poco profundo, llamando por profundo que pase la rodilla. El resto de los ríos eran simplemente anchos, con muchas piedras y fríos. Esa combinación es fatal, caminar descalzo sobre piedras con todo el peso de la mochila y que los pies se vallan enfriando es un tratamiento poco amigable. Los ríos eran lo suficiente ancho como para armar un puente con piedras o un tronco. Salvo el ultimo que encontramos un tramo que se estrecha lo suficiente como para pasarlo con un par de piedras, el resto hay que meter las patitas.

El punto de referencia que teníamos era una casa derrumbada que lo único que quedo en pie era la chimenea. Seguíamos caminando sin mirar demasiado el mapa, el camino estaba muy tranquilo y el paisaje, con vegetación mucho mas abierta nos permitía ver mas allá, con algo de cenizas pero increíble igual. Después de cruzar uno de los ríos con las agujas sobre el medio día, decidimos parar a comer. Estuvimos descansando un rato al sol, mientras sacábamos las medias que nos habían quedado mojadas y de repente se nos cruza la idea de mirar el mapa a ver donde estábamos parados. La sorpresa fue que nos separaban unos pocos kilómetros.
Levantamos todo el campamento y en menos de media hora estábamos pasando al lado de la chimenea y a 50 metros el refugio Auquinco.

El refugio es mas grande que el de Rincón de los Pinos, tiene capacidad para unas 8 personas, la salamandra ya es parte de la historia. Al ser mas grande esta un poco mas sucio y algo deteriorado, tal vez tiene mas años también. Esta vez nos tocaron mejores días y pudimos disfrutar un poco mas el alrededor. El lago tiene los restos de lo que en algún momento pudo ser un muelle.
El refugio esta a la margen del lago un poco escondido entre árboles y el viento no descansa. Recomendación piensen bien donde piensan armar la carpa si es que no duermen en el refugio. Hacia varios días que veníamos amagando para hacer tortas fritas, con toda la lluvia era el momento ideal, no aguantamos mas, mientras algunos hacían tortas fritas otros buscaban frutillas, calentamos agua para los mates y a disfrutar lo que queda de la tarde.



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